Aprendiendo de la vida


25 de junio de 2008

¿Qué clase de amigo quieres ser?

Hay momentos en la vida en que es necesario que evaluemos nuestras relaciones personales (familia, amigos, parejas) y ver si están creando un efecto positivo en nuestras vidas en lugar de atarnos, hundirnos o quitándonos energía. A veces sin darnos vuenta, gastamos tiempo y energía en amistades que nos hacen perder energía y nos decepcionan en vez de cultivar aquellas que nos enriquecen, nos apoyan, nos escuchan y están a nuestro lado de corazón y sin condiciones, a través del tiempo y a lo largo de nuestro caminar.
Podemos hacer muchas más cosas buenas en este mundo cuando estamos rodeados de gente que nos entiende y que apoya los esfuerzos que hacemos sin criticarnos, con energía positiva y amor.
¿Para qué complicarnos teniendo gente a nuestro alrededor que absorbe nuestra energía y que no enriquece nuestra vida?
Es importante hacer un alto y analizar cómo nos sentimos en relación a alguien que es parte importante de nuestra vida.
No se trata de abandonar y dejar atrás a todos los seres que sintamos que no alimentan nuestro corazón de manera positiva; se trata de hacer un balance no sólo de las relaciones que nosotros tenemos sino también de cómo nosotros somos en dichas relaciones y si debemos hacer cambios.
Abrir tu corazón y decir lo que sientes, es una opción válida. Claro que esto no siempre funciona ... las dos partes deben estar dispuestas a hacerlo para que la comunicación fluya y los problemas tengan solución.
A veces uno dá más de lo normal y la otra persona se siente presionada a dar lo mismo o tal vez no está interesada en hacerlo. Tiene que haber un balance entre ambas partes para que una relación funcione.
Muchas veces los esfuerzos que haces no resultan, entonces ahí tienes que evaluar si realmente vale la pena seguir "empujando el carro solo" o debes aceptar que tienes que seguir adelante y concluir ese capítulo que no te está haciendo bien.
Yo agradezco mucho por las amigas que tengo, por el cariño que me dán, por todo lo que me enseñan, por darme su hombro para llorar, por las loras, por las risas, por las locuras que hemos hecho, por los viajes, por las sesiones de meditación y Reiki, por escucharme y entenderme, por todos estos años tan lindos en los que hemos ido creciendo espiritualmente y cada vez que nos juntamos (ahora cada vez más) nos damos cuenta de lo afortunadas que somos porque podemos compartir con alegría y orgullo todo lo que hemos logrado.
Gracias por el día de ayer .... gracias por todo lo que me ha tocado vivir con ustedes, gracias por existir. Las quiero mucho y gracias por decirme y demostrarme que me quieren sin condiciones; es bonito escuchar la palabra "te quiero" cuando viene del corazón.

15 de junio de 2008

Michael Ende

"Cuando el saber humano se olvida de que tiene un mundo interior se olvida también de sus propios valores. Valores que debemos añadir al mundo que nos rodea; debemos crear, inventar. Si de vez en cuando no emprendemos un viaje por nuestra vida interior con el fin de encontrarlos allí, estos valores acabarán por perderse."
Michael Ende


Michael Ende, escritor alemán nacido en 1929. Sus obras tienen un toque surealista, fantástico y a la vez con mucha espiritualidad. Sus cuentos son, como él dijo, para niños de 80 a 8 años.
Encontré una pequeña historia escrita por él en el último libro que leí y la transcribo aquí porque me pareció tan esencial y tan cierta que me impresionó mucho y me hizo reflexionar.

"Un grupo de exploradores y científicos europeos debían internarse, para su proyecto, en el medio de la selva tropical de un país centroamericano. Contrataron a un grupo de indígenas para que los guiasen e hiciesen el transporte no sólo de las tiendas, sino también de los alimentos y el equipamiento que necesitarían una vez que se hubiesen instalado. Por razones de diferencias en el lenguaje, sólo tenían posibilidades de comunicarse, de manera elemental, con uno sólo de ellos: el guía.
Habían pasado ya varios días abriéndose camino entre la maleza d ela selva, en medio de un clima extremadamente húmedo y caluroso, mientras recibían el ataque de millares de mosquitos.
Resultó que una mañana, al amanecer, se encontraron con los indígenas sentados en círculo y manteniendo el más absoluto de los silencios. Pensaron que se trataba de algún ritual religioso y que pronto se levantarían para reemprender el viaje. Pero no fue así. Más allá del infructuoso intento de hablar con el guía, maltratarlos, pegarles e incluso amenazarlos de muerte con sus armas desafiantes, todo resultó inútil.Esa tensa situación duró tres días. Durante ese tiempo los extranjeros hicieron todo tipo de elucubraciones racionales sobre lo que podría estar ocurriendo: que se trataba de una rebelión; que se habían sentado a esperar que viniese el resto de la tribu para robarles y matarlos en el medio de la selva, y tantas otras cosas más. Pero, a pesar de tan "inteligentes" especulaciones, nada de eso sucedió.
Sorpresivamente, al amanecer del cuarto día, los indígenas se pusieron de pie, listos con todo su cargamento, para continuar el viaje, ante el total desconcierto de los europeos.
Al rato de estar caminando nuevamente, el jefe de la expedición se le acercó al guía.
¿Me puede dar una explicación sobre lo que ha sucedido?
Ahora sí, le contestó.... Habíamos caminado demasiado rápido y nuestras almas se habían quedado atrás. Fue necesario sentarnos y esperar hasta que ellas lograsen alcanzarnos".


Extracto tomado del libro: El misterio de las coincidencias de Eduardo R. Zancolli. 2006